En Perú se mercadean 548 productos químicos para el control de plagas, mayormente empleados en la costa, la ceja de selva y en los valles interandinos. De estos, 371 provienen de naciones del Norte.

Es conveniente recordar que muchos de los plaguicidas que Perú importa se encuentran censurados en los mercados de las naciones desarrolladas por su efecto negativo sobre el ambiente y la salud. Estas afirmaciones se encuentran sustentadas en informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que han certificado el millonario negocio de plaguicidas nocivos.

Las estadísticas del consumo de agroquímicos demuestran su incremento a partir –principalmente- de 1960. Así lo acredita el Centro Panamericano de Ecología Humana y Salud, que nos señala como uno de los países con mayor cantidad de componentes químicos utilizado por kilómetro cuadrado (en comparación con Costa Rica, México, Guatemala, Colombia y Brasil).

El perfeccionamiento de mecanismos de inmunidad ante los plaguicidas de origen sintético, es una de las secuelas de su uso desmesurado. Existen más de 450 especies de insectos resistentes a los plaguicidas y su eliminación implica mayores concentraciones del producto y, en consecuencia, emplear elementos más potentes y frecuentes.

En el Perú este es un problema serio. En el sector agropecuario se ubica el 31% de residentes en situación económicamente activa y se concentra el 50% de habitantes en extrema pobreza. Según estudios del Ministerio de Trabajo hay 3.5 millones de individuos ocupados en el agricultura. Por lo tanto, están expuestos (directa o indirectamente) a las repercusiones de los pesticidas, generando numerosas tasas de intoxicación, en especial en áreas de intensa actividad agrícola.

Publicado por BS DD on
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